Israel se encontraba este miércoles bajo presión internacional para sopesar los riesgos de invadir Gaza sin asegurar la protección de la población del enclave palestino, hostigada por bombardeos desde el letal ataque llevado a cabo por Hamás el 7 de octubre.
La Franja de Gaza está en una situación humanitaria crítica y sus hospitales se enfrentan a un «colapso total», alertaron médicos palestinos, que denuncian la falta de combustibles y la escasez de medicamentos.
Israel mantiene además el territorio de 362 km2 y 2,3 millones de habitantes bajo estricto asedio y desplegó frente a él decenas de miles de soldados, con vistas a una posible invasión para «aniquilar» el movimiento islamista Hamás.
El grupo palestino, que gobierna Gaza desde 2007, lanzó un ataque por tierra, mar y aire contra Israel el 7 de octubre. El asalto, el más letal desde la creación del Estado hebreo en 1948, dejó más de 1.400 muertos, según el ejército.
Los milicianos también capturaron a más de 200 personas, que fueron llevadas a Gaza como rehenes. Cuatro de ellas han sido liberadas en los últimos días.
Según Hamás, más de 6.500 personas murieron en los bombardeos israelíes.
La comunidad internacional teme que el número de muertos aumente considerablemente en caso de invasión israelí.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, destacó que Israel debe hacer «todo lo posible» para proteger a los civiles, aunque aseguró que no exigió en ningún momento al gobierno de Netanyahu retrasar una incursión.
El presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió desde El Cairo, junto a su par egipcio Abdel Fatah al Sisi, que una operación terrestre «masiva» en Gaza sería un «error» porque pondría «en peligro la vida» de civiles «sin proteger a Israel a largo plazo».
Macron, que subraya el derecho de Israel a defenderse, cree igualmente que una invasión terrestre «sería incompatible (…) con el derecho internacional e incluso con las leyes de la guerra».
Sisi advirtió igualmente que una «invasión terrestre» de Gaza provocaría «muchas, muchas víctimas civiles».
«Colapso total»
La agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) indicó que podría verse obligada a cesar sus actividades en Gaza esta misma noche por la falta de carburante.
En el enclave se están agotando igualmente las reservas de agua, electricidad y comida.
La ONU calcula que más de un tercio de los 35 hospitales de la Franja están fuera de servicio por los daños sufridos en los bombardeos o por la falta de combustible.
«Los hospitales están en un estado de colapso total», alertó Mohammed Abu Selmeya, director del hospital Shifa, el mayor de Gaza.
«Más del 90% de los medicamentos y productos se han agotado», advirtió a AFP, subrayando la urgencia de conseguir combustible para los generadores, claves para el funcionamiento del establecimiento.
La ayuda humanitaria empezó a entrar a cuentagotas a Gaza, aunque no incluye el preciado carburante. Desde el sábado, apenas 70 camiones cruzaron el paso de Rafah, en la frontera con Egipto. Según la ONU, se necesitarían al menos 100 por día.
Israel se niega a permitir la entrada de combustible, alegando que beneficiaría a Hamás.
Una vez que los generadores dejen de funcionar, los hospitales «se convertirán en morgues», advirtió la Cruz Roja.
Ahmad Abdul Hadi, cirujano ortopédico del hospital Nasser, dijo a AFP que debió operar a varios heridos sin anestesia. «No hay suficientes productos anestésicos», pero «los heridos están sufriendo mucho, por lo que no podemos esperar para operarlos», explicó.
«Incursión terrestre»
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, admitió por primera vez que deberá dar «respuestas» por las fallas de seguridad evidenciadas en el letal ataque de Hamás, pero que eso «ocurrirá más tarde».
De momento, «estamos preparando una incursión terrestre», subrayó en un mensaje televisivo. «No puedo decir cuándo, cómo ni cuántos [efectivos] habrá ni las consideraciones que estamos tomando en cuenta» para lanzar la invasión, agregó.
La incursión terrestre se demora, a pesar de haber sido anunciada como inminente. Medios y expertos atribuyen esta tardanza a presiones internacionales y desacuerdos entre políticos y militares. La cuestión de los rehenes también influye.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a Hamás a dar pruebas de vida de los rehenes y a liberarlos «por razones humanitarias y de salud».
Tensiones regionales en aumento
El ejército israelí informó que había golpeado «varias infraestructuras terroristas» del movimiento islamista el miércoles. Hamás indicó por su parte que al menos 700 personas habían muerto en un día en Gaza.
El conflicto provoca tensiones en Cisjordania ocupada, donde más de cien palestinos murieron en operaciones del ejército israelí desde el inicio de la guerra, según el Ministerio de Salud con sede en Ramala.
También se registró un aumento de ataques de colonos israelíes contra palestinos. Esos ataques deben «parar ahora», clamó Biden.
Las tensiones se extendieron también a la frontera con Líbano, donde hay cruces diarios de artillería entre el ejército israelí y el movimiento islamista Hezbolá.
Los ministros de Relaciones Exteriores de Turquía y Catar, así como la reina Rania de Jordania, acusaron el miércoles a la comunidad internacional de aplicar un «doble rasero» en su reacción al conflicto.
«El hecho de que algunos países americanos y del norte de Europa no condenen ni impidan la destrucción y el desastre en Gaza constituye un doble rasero muy grave», denunció el canciller turco, Hakan Fidan.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que anulaba sus planes de viajar a Israel. Israel, por su parte, lo criticó por haber calificado a los milicianos islamistas de «liberadores que protegen su tierra».
CREDITO A LISTIN DIARIO